¡Gracias a Dios por nuestro hermano mártir!

¡Gracias a Dios por nuestro hermano mártir!
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Saludo con mi corazón y el corazón de todos los que conocimos, amamos y amaremos siempre al padre Sandro. Estamos eternamente agradecidos a Dios por regalarnos y conocer a un verdadero hombre de Dios como fue y será siempre el padre Sandro, que siguió y amo intensamente a Jesús y a su iglesia.

Nosotros no sólo hemos conocido, sino que hemos admirado y amado al padre Sandro por darnos a Jesús, razón de ser de nuestras vidas. Él ha compartido en nuestra comunidad parroquial de Santa 11 años de su vida, de su entrega generosa. Nos ha enseñado a amar a Jesús Eucaristía, a Jesús en el hermano, en el sufriente y en toda persona. Ha sido un santeño más, un padre, un campesino y se ha identificado con nosotros.

A pesar de las amenazas siempre dijo sí a Dios. A pesar que el obispo, sacerdotes, religiosas y los laicos le pidieron que vaya a su amada tierra porque estaba amenazado, (ya habían herido de muerte al padre Miguel y asesinado a los frailes Miguel y Zbigniew), el padre Sandro se quedó con nosotros. Incluso cuando estaba enfermo le dije al padre Sandro que vaya a curarse, que vaya a descansar a su tierra, porque lo vi muy mal y me pidió no decir a nadie, porque nos amaba y quería quedarse para siempre con nosotros.

El padre Sandro visitaba a todos y, por eso, está en el corazón de todos nosotros que nos esforzamos de seguir su ejemplo. Siempre nos pidió que nos amenos como familia que somos y como Jesús nos ha pedido.
Debemos sentirnos felices de haber tenido al padre Sandro entre nosotros. Dios lo ha llamado para estar con Él como así lo ha prometido Jesús. Dichosos nosotros de conocer y amar a un mártir de la Iglesia; dichosos ustedes de tener un hermano mártir, un hombre de Dios, testigo de la fe, de la caridad y de la esperanza.

Publicado en Mar Adentro, setiembre 2015


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