La obra social del padre Sandro

La obra social del padre Sandro
Compartir

En el año 1980, cuando el Padre Sandro llegó a Santa, pasó un año mirando cuáles eran las prioridades de su parroquia. Se dio cuenta que los sectores que necesitaban su compromiso eran las mujeres, los jóvenes, los niños: la salud y más que toda la formación de los que estaban ayudando en este gran trabajo. El Padre Sandro sabía que donde hay mucho que hacer, se necesita empezar.

Escribe en una carta de 1981: “Estoy preparando por el Barrio Javier Heraud una “Cuna Maternal” para la promoción de la mujer como persona, mamá y esposa. La promoción de la mujer es fundamental si nos fijamos en el machismo que ahoga los valores de la mujer y hace de ella una esclava”.

El dueño del terreno donde el Padre Sandro quería construir el Centro, era de la comunidad que quería construir allí un Jardín para los niños del barrio. Después de unas cuantas consultas se estableció que la Parroquia de Santa construiría el Jardín en una parte y pasaría a ser propiedad del estado. En el terreno restante podría construir el Centro Promocional de la Mujer.

El Padre Sandro no perdió el ánimo. Buscó y pidió´, incansable como siempre, y por fin logró que el Centro Promocional de la Mujer se hiciera. El acceso al Centro es por la Av. César Vallejo. El centro se hizo en 1983 con la contribución de Caritas española. La construcción es grande y linda. Se hace notar inmediatamente porque está en medio de las casitas de adobe, además tiene un segundo piso que utilizaron las hermanas del Corazón de Jesús Sacramentado cuando fueron responsables del CEO.

La última en salir fue la madre Carmen. Lo que sigue es su testimonio.

“…Compartí con el Padre Sandro dos años, los cuales fue un regalo del Señor, ya que me dio la oportunidad de aprender mucho de la vida y me hizo crecer en la fe. El Padre Sandro se caracterizó por su sencillez, su humildad y su entrega a los hermanos. Era muy ordenado y detallista aún en la mínima cosa. Estaba muy atento en la reunión de los agentes pastorales y exigía que nosotros también lo fuéramos cuando él nos hablaba.

No le gustaba planificar a la ligera sino siempre esperaba con paciencia y prudencia el modo más oportuno para llegar a la gente. Recuerdo de él esta frase: “paulatinamente”. Mucho le preocupaba el hecho que la gente no siempre correspondía a su iniciativa. Por eso, promovió su parroquia invitando a otros sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos para animar e impulsar fuertemente una respuesta vivencial y comprometida de su fe a través de la Evangelización. Fue muy celoso y cuidadoso de su parroquia. Rara vez se le veía tomar un descanso. La última vez que se tomó un tiempo de vacaciones fue en obediencia al obispo. Dejaba siempre todo listo y organizado sea para los sacerdotes como para los agentes pastorales. Preparaba las fiestas patronales con mucha dedicación tratado de dejar siempre un mensaje cristiano en cada familia. Con mucho recogimiento se arrodillaba delante de la Eucaristía antes de celebrar la Santa Misa. Supo ganarse la simpatía de los niños, de los ancianos, de los jóvenes y adultos. Para todos tenía siempre lista su gran sonrisa o una broma. Con palabras duras pero suaves, hacía notar deficiencias y debilidades, y cuando necesitaba la poca solidaridad humana.

Puso mucho interés que la mujer llegará a superarse a desarrollarse, por eso, organizó el Club de Madres a quienes se le promovía y realizaban diferentes actividades y manualidades. Más se fundó el Centro de Educación Ocupacional ofreciendo otras oportunidades. También recuerdo el “paquetazo” del año 1990. Con mucha solidaridad se le veía por el bien de todos, ir a recoger el pescado y repartirlo entre su gente; además repartía arroz, aceite, frijoles, etc. Se hacía ayudar con sus agentes pastorales.

Cuando quemaron la Municipalidad de Santa, el Padre Sandro colaboró muchísimo en la reconstrucción, aún a veces ponía en riesgo su vida. Él fue todo para todos.

Con nosotras, las hermanas, fue siempre muy correcto, atento y cuidadoso. Nos trataba con mucha confianza y respeto y si en algo se fallaba, siempre tenía una manifestación de perdón y de disculpa. Noté que le impactó la vida de nuestro Padre Fundador, quien fue un sacerdote diocesano mártir en la Revolución Cristian de México en año 1927.

Digo esto ya que el Padre Sandro lo hacía resaltar con frecuencia en sus charlas o conversaciones. En una ocasión en que le contaba de mis temores por las situaciones que vivíamos, él me hacía recordar que una “hija del Padre Robles” no tenía por qué tener miedo…

El Padre Sandro fue una persona tenaz, decidida, valiente, fiel, humilde, entregado, emprendedor, servicial, veraz, con gran amor a Dios y mucho más”. (Hermana Carmen Evangelista H.C.S.S)

Las actividades realizadas por el Club de Madres fueron muchísimas. Es difícil recordarlas todas ahora. Camilla, una misionera de Bérgamo que vivía con el Padre Sandro colaboraba con las Hermanas en la realización de los cursillos que fueron muchos. Las mamás se reunían cada semana para discutir los problemas del barrio y para ver hasta dónde ellas podían poner remedio. Se realizaron cursillos de alfabetización, de corte y confección, de bordado, de enfermería, de primeros auxilios, de higiene y salud, de puericultura. El trabajo llevado adelante por medio de este grupo querido y organizado por el Padre Sandro, con la ayuda y colaboración de las familias, fue impresionante. Y lo bueno es que ha sido en favor de las mujeres y de sus hijos que entre los pobres son siempre los más pobres.

Durante el período del “paquetazo”, el Centro de Promoción de la Mujer de “Javier Heraud”, cocinaba cerca de 400 raciones diarias. El programa “las ollas comunes”, llevado adelante por las mujeres con la colaboración de la Conferencia Episcopal Peruana y de Caritas, demuestra la creatividad de los pobres, nunca terminan de maravillar.

El Padre Sandro celebraba cada martes por la noche la Eucaristía en el Centro Promocional, durante la cual, explicaba la Palabra de Dios y daba cuenta de lo que se estaba realizando en el Centro. Había siempre muchos niños que presenciaban la misa.

Durante la catequesis que impartía en el Centro Promocional de la Mujer, la mayoría de os asistentes eran niños y mujeres y con este público el Padre Sandro se encontraba a gusto. Su alma de niño que nunca había desaparecido de su interior, podía librarse en lo alto del cielo y vivir su libertad. Su catequesis era a base de pequeñas historias. Le gustaba mucho hacer reír a los presentes y, lógicamente, sacar después la moraleja de aplicación.

Obras realizadas por el Padre Sandro

El albañil Lorenzo Gutiérrez Jicaro de Rinconada, conoció al Padre Sandro a los primeros años de su llegada al Perú. Empezó a trabajar con él y por él, primero bajo la misma responsabilidad del Padre, luego tomando sus propias responsabilidades y llevándolas adelante con mucha dignidad.
El 29 de mayo de 1992 nos entregó una lista que nos muestra las numerosas obras materiales realizadas por el Padre Sandro, todas ellas de gran utilidad para el trabajo pastoral:

1982: Centro comunal de Cascajal Alto
1983: Centro Promoción de la Mujer y C.E.O. (Javier Heraud)
1983: Iglesia de Santa: Altar y Cielo Raso
1984: Construcción de la Iglesia (El Castillo)
1985: Centro Pastoral (Rinconada)
1986: Centro Comunal (Valle El Progreso)
1987: Casa Parroquial y Reconstrucción de la Iglesia (Vinzos)
1988: Centro Juvenil Parroquial (Santa)
1989: Reconstrucción de la Iglesia (Tambo Real Nuevo)
1990: Centro Parroquial (Tambo Antiguo)
1991: Construcción del Centro Parroquial (Templo, Casa Parroquial y Salones) (Cascajal).
Obras iniciadas pero no concluidas:
 Capilla de Cascajal Bajo
 Mini Central Hidroeléctrica de Cascajal
 Capilla de Rinconada

A esta relación falta todavía el precioso y fundamental trabajo que hizo por restaurar el canal de riego que el aluvión de 1982 había malogrado y, en algunos lugares, destruido. Por días y por meses proyectó cómo tenía que ser reactivado el canal y trabajó al lado de muchos obreros desde la mañana hasta la noche por unos cuántos meses. Sin el agua llevada por el canal el maravilloso valle de la Santa sería sólo desierto y arena. El Padre Sandro había intuido que el trabajo fundamental era permitir a los campesinos y a centenares de familias de poder quedarse en su tierra. La productividad del valle se sustenta por la preciosa agua del río ¨Santa llevad por todo el valle a través de canales.

(Tomado del libro En el camino de la esperanza – Assunta Tagliaferpi)


Compartir