«Mártires de fe. Testigos de la esperanza». Estas palabras han acompañado durante muchos años a los mártires de Pariacoto, nuestros hermanos beatos: Zbigniew Strzałkowski y Miguel Tomaszek.
Este año conmemoramos el 34.º aniversario de su martirio. Aunque el calendario marca muchos años, para la Iglesia no es tanto: su testimonio sigue siendo actual y fecundo. La beatificación llegó apenas 24 años después de su muerte, un proceso ágil en la tradición eclesial.
Durante los días viernes 8 y sábado 9 de agosto, vivimos esta conmemoración en compañía de muchas personas que comprenden y valoran el significado de su vida y su entrega. Aproximadamente 400 peregrinos llegaron a Pariacoto: 40 desde Lima, la capital del país; 210 desde Chimbote, sede de la diócesis; 50 desde Trujillo, donde se encuentra uno de nuestros conventos; y varios fieles de Sucre, Yaután y otras localidades cercanas. Además, el domingo 10 recibimos a un grupo adicional de 60 peregrinos provenientes de Chimbote.
El viernes, primer día de la celebración, peregrinamos a Pueblo Viejo, lugar de su martirio, rezando el Vía Crucis en el camino. Allí se celebró la Santa Misa en el sitio exacto de su muerte, presidida por el padre Pacífico Zbigniew Świerczek, quien también ofreció el sermón conmemorativo.
Por la tarde, la pastoral infantil y juvenil presentó una representación teatral sobre los mártires y su entrega. El día concluyó con una serena adoración al Santísimo Sacramento y el rezo del rosario.
El sábado 9 de agosto, día exacto del aniversario, se llevaron a cabo las ceremonias oficiales de la ciudad. Cabe recordar que, junto con nuestros hermanos, los terroristas asesinaron también al alcalde de Pariacoto y más tarde al alcalde de la localidad vecina de Cochabamba. Posteriormente, se celebró la Santa Misa presidida por el obispo Ángel Ernesto Zapata Bances, acompañado por su vicario, el padre Grzegorz Adamczyk, y más de 20 sacerdotes. Más de 300 personas participaron en esta Eucaristía.
Damos gracias a Dios por la oportunidad de reunirnos en oración y memoria, fortaleciendo el culto a nuestros mártires.
¡Beatos Miguel y Zbigniew, ayúdennos a ser testigos de la fe!
Redactado por padre Tadeusz Pobiedziński
