El hombre se fija en lo que ve, Dios en lo que somos

El hombre se fija en lo que ve, Dios en lo que somos
Compartir

El Padre Sandro era un hombre muy atento a lo que pasaba en el mundo y sobre todo en el país donde estaba viviendo. No tenía televisor y compraba periódico solamente tres días a la semana, pero escuchaba las noticias de a radio por la mañana y por la noche. Creía mucho en el valor de la cultura popular y en la formación. Sabía perfectamente que la evangelización de un pueblo es difícil, que no se podía lograr enseguida, y era necesario muchos sacrificios.

Sabía que era necesario vivir, orar y conocer la Palabra de Dios para leer los signos de los tiempos y dar testimonio de lo que la Palabra nos ha enseñado. Los agentes pastorales y los catequistas del extenso valle sabía cuánto interés tenía el Padre Sandro en que ellos participaran en los cursillos, incluso les financiaba los pasajes.

Mons. Julio Oggioni, Obispo de Bérgamo, el primero de septiembre de 1994, durante la misa de cuerpo presente dijo: “Padre Sandro, has regresado a la Catedral de tu Diócesis donde recibiste tu ministerio pastoral y el mandato de que fueras a todo el mundo para anunciar el Evangelio de Jesús. Fuiste a una Diócesis pobre de sacerdotes aquí en Italia; fuiste a Suiza con los emigrantes; fuiste a Perú en Santa, pero siempre como presbítero de la Diócesis de Bérgamo. Ahora has regresado para decirnos que nuestro compromiso con la Iglesia tiene que ser fiel hasta morir por este ideal”.

El Padre Sandro eligió América Latina y exactamente el Perú, luego de conocer a Mons. Luis Bambarén, Obispo de Chimbote. Lo había invitado a reunirse a los misioneros de su Diócesis que tenía pocos sacerdotes. Después de haber visitado el Perú y haber reflexionado dijo que “Sí”. Nunca se arrepintió de su entrega misionera, aún a veces, el cargo le parecía muy pesado. En el bello y dramático Valle de santa purificó su espíritu misionero, revelándose extraordinario y providencial. La cultura y las costumbres, muy distintas, lo hicieron sufrir bastante. No entendía muchas cosas, y siempre era motivo de sufrimiento constatar que la gente era distinta y distintos los valores que los animaban.

Lo que sigue es el plan de trabajo que preparó después del primer año de vivir en Santa.

“…Fijándome en las responsabilidades que he asumido aceptando ser Párroco en Santa de la Diócesis de Chimbote, me siento incapaz de cumplir bien este trabajo. Me doy cuenta que no voy a poder llegar a todos los pueblos. Tengo que elegir as prioridades y programar muy bien mí tiempo y además tengo que formar cooperadores pastorales. Voy a tratar de seguir las siguientes pautas:

– Organizarme de manera que pueda estar presente en los distintos pueblos durante las fiestas locales y patronales.
– La pastoral de los sacramentos tiene que ser algo especial y particular. En el plano pastoral va a tener una atención especial, la Catequesis Familiar es un método muy difundido aquí en el Perú y pienso que le voy a apoyar, es muy lindo que los padres formen y acompañen a sus hijos a los Sacramentos de la Iniciación Cristiana; ellos también van tomando conciencia de lo grande que es el ministerio de Dios que acepta de ser anunciado por todos. Es verdad que el año pasado el 50% de los que se inscribieron no terminaron pero hay que insistir. Por lo que se refiere a la confirmación y al sacramento del matrimonio, hay que continuar con mucho empeño.

-La formación de los catequistas y de los agentes pastorales será en lo que me voy a fijar particularmente, porque pienso que es lo más importante y fundamental. Y también la más difícil porque no se logra formar personas en un año y tampoco en dos. Pero es urgente empezar.

– Otra cosa muy importante es la promoción de la persona y de la mujer en particular. Muy pocas personas pueden curarse cuando se enferman porque viven lejos y también porque la asistencia no es gratuita, la gente no tiene medios para ir al médico.

– En el interior, es decir, en los pueblitos más lejanos, se va a organizar iniciativas comunitarias para que todos participen en la construcción de escuelas, caminos, canales para regar la tierra, etc., y puedan gozar de estos beneficios.

– También es urgente lugares donde la comunidad pueda reunirse. Capillas y salones son urgentes en todos los pueblos. Pero no hay que dejarse tomar la mano. La gente va a colaborar con la mano de obra. Los materiales voy a pagarlos con la colaboración de Italia, Suiza y Alemania.

– Cada pueblo tiene su Fiesta Patronal. Voy a tratar de valorizarlas al máximo. Es una fiesta que todo el mundo siente y ama. Por esta circunstancia los que viven lejos regresan, y se mueven también los que nunca se ven. Es la forma popular de estar juntos y de socializar. La fiesta patronal tiene sus momentos de alegría, de oración y necesita organizarla muy bien. Como se gasta mucho, la gente ofrece su colaboración; claro, tengo que modificar mucho mi carácter que ha sido acostumbrado a realizar las cosas rápidamente y con mucha precisión. Hay que rezar mucho para que nosotros mismos nos convirtamos y nos pongamos en la actitud de ayudar y promover a la gente”

(Tomado del libro En el camino de la esperanza – Assunta Tagliaferpi)


Compartir