De aquel tiempo data la carta de Zbigniew a sus padres en la que hace planes sobre un posible viaje de su familia a América del Sur. Les invita a juntar dinero y les dice que se puede viajar económicamente en buque de mercancía mixta o en avión de las líneas aéreas rusas.
El 28 de noviembre de 1988, Zbigniew Strza»kowski y Jaros»aw Wysocza½ski volaron a Lima. El vuelo fue tranquilo y muy largo: Moscú-Shannon (Irlanda)-Gander (Canadá)-La Habana (Cuba)-Lima. Luego de hacer todas las tramitaciones necesarias, Fr. Estanislao Dowlaszewicz, misionero de Bolivia, los invitó a Chiclayo (al norte de Perú), donde temporalmente ayudaba al párroco local, D. Francisco Pos»uszny. Allí pasaron las primeras fiestas de Navidad. Más tarde, los tres se dirigieron a la diócesis de Chimbote. Zbigniew se instaló en Moro y Jarek, en Chimbote. En Moro, cuyo párroco viajó a Europa, Zbigniew lo reemplazaba. Cuidaba a más de 40 muchachos y una hacienda agrícola (2,5 ha), sin descuidar los asuntos pastorales. El aprendizaje del castellano era su deber primordial. Durante seis meses estuvo estudiando en Moro, en la parroquia del sacerdote tirolés, D. Pablo Fink. El 30 de agosto de 1989, Zbyszek y Jarek se trasladaron a Pariacoto.
En mi memoria, Fr. Zbigniew permanece como una persona concisa, sincera, con sentido de humor y con una gran bondad de padre. No dejaba sin terminar los trabajos iniciados; cuando alguien le pedía un favor, no se lo negaba. También él sabía pedir, y era muy difícil no consentírselo. Era muy sensible a la verdad, la gente le tenía confianza. Era práctico en sus actividades y siempre sabía encontrar alguna ocupación útil. Impregnado de una santa piedad, enseñaba la doctrina cristiana, siempre de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia. Fue fiel al ideal evangélico; no se asustaba del mal ni del sufrimiento. En sus palabras y conducta se notaba el Evangelio: “sí, sí – no, no” (Mt 5, 37). Era un hombre de pocas palabras, amable, discreto; creaba un clima de confianza y seguridad. Nunca perdió la sencillez de carácter, formado en su hogar, en Zawada.
Fuente:
GOGOLA Z. OFM Conv., La vida que nace del martirio. Los misioneros franciscanos conventuales en Perú, Palencia 2005.